lunes, 30 de junio de 2008

HABLEMOS DE FIBROMIALGIA

Continuación

CUANDO EL CAMINO SE ABRIO A MIS OJOS

El día en que le pedí a Toni que llamara a Paco, sin saberlo aún, di un paso muy importante en mi vida. Acababa de pasar una época de muchos cambios. Después de una larga temporada de baja laboral estaba intentando de nuevo ganar la batalla a los molinos gigantescos con los que me enfrentaba inútilmente mis fuerzas no eran muchas pero sí el afán de superación y la ilusión por incorporarme al mundo de nuevo. Después de todo lo que había sucedido me sentía tan incapaz, tan cansada... pero aunque no nos demos cuenta, nuestra fuerza interior es más fuerte de lo que pensamos. Algo dentro de mí me pedía, me gritaba que tenia que volver al mundo, así que muy a pesar mío admití que no era capaz de gran cosa pero que necesitaba trabajar para sentirme útil, así que me cobijé donde me ofrecieron. El Delegado de personal me puso de secretaria de otro concejal y también sustituía a su secretaria cuando ésta no estaba. En aquellos días, por allí me sentí, sino querida, un poco más respetada, comencé a sentirme más a gusto, parecía que iba a ser capaz de ser útil. Pensé que si él confiaba en mí como tenerme trabajando a su lado quizás era porque no era tan desastre. Las heridas sufridas en meses anteriores, aun recientes, comenzaron a cicatrizarse. Volvía a caer en la trampa. Seguía empeñada en demostrar que no era la "mierda" que me habían dicho que era. Ahora se que no tenía que demostrar nada pero entonces seguía en las tinieblas, aunque al menos esto sirvió para que, al verme incapaz de coger fuerzas yo sola me decidiera a pedir ayuda. Estaba a días de coger las vacaciones y Toni soñaba con irse fuera. Yo me sentía sin ánimo de emprender ningun viaje.


Paco aceptó enseguida y estuve yendo durante cuatro días seguidos a que me hiciera Reiki. Ya desde el primero fue como si se me hubiese abierto una puerta por la que pasaba flotando. Aquellos fueron días en lo que la energía me llegaba a borbotones y casi no la podía controlar.
a partir del cuarto comencé con un dolor en el lado derecho que no cesaba y acabe en la urgencia del hospital. Al llevarme hacia rayos me mareé y perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba en reanimación, entubada, había estado un buen rato inconsciente pero yo solo deseaba salir de allí e irme a casa. No trataron de averiguar que me había sucedido ni yo lo pretendía. Lo que fuese había pasado y yo solo deseaba alejarme de allí. No se donde estuve el tiempo en que estuve sin conocimiento, pero sé que crucé el umbral de algo desconocido, de algo nuevo. Desperté con la certeza de que el camino que tenía por delante era duro pero maravilloso a la vez, y que ya no había retorno. Supe entonces que tenía mucho que aprender pero que valdría la pena hacerlo.

Aquél día comprendí que tenía el poder para cambiar mi vida y lo iba a ejercer.

En realidad todos tenemos ese poder, solo tenemos que querer hacerlo. Cuando hablo con alguien en esta línea siempre se excusa diciendo que es muy difícil, como si eso fuese motivo para no intentarlo ya que la dificultad de una empresa no asegura su fracaso, podrá ser difícil pero no imposible. El que sea difícil es porque de antemano estamos concienciados de que no lo vamos a conseguir y esta postura resulta muy cómoda, a mi entender, pues nos evita trabajar para cambiar las cosas, pensamos que como no lo vamos a lograr es mejor evitarnos el esfuerzo y yo creo que ésta es una postura de vagos, de flojos. Desde luego no pretendo juzgar, criticar ni ofender a nadie, solo analizo mi propia postura pues estoy convencida de que durante años y hay quien durante toda una vida, nos arrastramos por las mismas situaciones sin ni siquiera intentar cambiarlas solo porque es más cómodo dejarse llevar que luchar contra corriente.

Había ocurrido un hecho que me hizo decidirme a tomar las riendas de mi vida, el día que perdí el conocimiento, no se explicar cómo, se me mostró el camino, ese día asumí la responsabilidad y desde entonces he hecho un gran esfuerzo por seguir adelante. Algunas veces el desconcierto ha sido el ganador, otras la ira o la rebeldía y otras el cansancio se apoderó de la situación, pero nunca, jamás he dado por perdida la guerra. Unas veces ganaron unos, otras veces ganaron otros, pero considero que yo siempre gané, que hasta de las más desoladoras contiendas saqué algo provechoso, de las más sangrientas derrotas aprendí lo más valioso y de todas, todas, saqué valor y coraje para seguir adelante.

La primera vez que charlé con Paco me dijo algo sobre un guerrero de luz que había en mí y me recomendó que leyese un libro: “El manual del guerrero de la luz”, de Paulo Coello y lo que aquel día no entendí lo comprendí después, durante el día a día. Poco a poco he ido comprendiendo que todos somos potencialmente guerreros de luz, para llegar a convertirnos en él lo que tenemos que hacer es desenvainar nuestra espada de amor y lanzarnos a la batalla en pos de la luz, esa luz que todos perseguimos, la mayoría sin ser consciente de ellos, pero que el que la vislumbra desde lejos ya no es capaz de dejar de perseguirla jamás.

Cuando me dio la cuarta sesión me dijo que a la semana siguiente fuese un día, para ver como iba. Durante aquellos días, después de llevar meses sin coger un pincel, reuní suficientes fuerzas para pintar un cuadro que le lleve de regalo, era lo que veía dentro de mí durante las sesiones de reiki, un camino que se habría paso entre espesos y oscuros árboles y se perdía en el horizonte iluminado y brillante. Yo entonces estaba todavía perdida entre los árboles pero con paciencia y tesón me adentraría en el camino en pos de la luz. El me enseñó a relajarme y me recomendó que todos los días hiciese mis ejercicios. Aquél día salí del gimnasio con una alegría y una energía tremendas, sintiendo unas ganas enormes de comerme el mundo de nuevo; Paco me había aportado algo que no sabía explicar que era pero que me hacia sentir grandiosa. Hay personas muy valiosas con las que contactas pocas veces durante tu vida pero que la huella que dejan en ella en imborrable, y Paco es de esos seres de luz que con solo recordar que existen y son tus amigos tu alma se contagia un poquito de esa luz.

Al contrario de lo que temía, las vacaciones de aquél verano fueron mágicas. Cuando llegamos a Cazorla, nuestros amigos nos estaban esperando, como sabían que teníamos gana de cambiar la caravana por una un poco más grande, nos enseñaron una que vendían allí mismo, era la de mis sueños y nada más verla le dije a Toni que la quería. Sabía que sería difícil hacer mi deseo realidad pues tendríamos que vender antes la nuestra, pero como en aquellos días estaba convencida de que todo podía ser posible, me dormí pensando en que la caravana nueva era mía, que ya la tenía; me quedé dormida pensando en ella, y claro está que soñé con ella. Por la mañana, mi deseo se haría realidad; alguien se había enterado de que quizás vendíamos la nuestra, la vio y se la quedó ese mismo día. A los tres días de llegar al camping habíamos vendido la caravana y estábamos cambiando la ropa y las cosas a la nueva. Fue un sueño hecho realidad sin que nos diese tiempo a asimilarlo. El resto de las vacaciones procuré estar tranquila y descansar y sobre todo disfrutar de mi nueva caravana. Una tarde estaba dentro, haciendo la relajación que Paco me había enseñado cuando escuche una voz que salía de la televisión y decía “cuando el ser humano desea algo el universo entero se confabula para que lo consiga”, siguiendo un fuerte impulso me enderecé bruscamente, como si hubiese oído a alguien muy querido que hiciera tiempo que no veía, y grité: “ese es Paulo Coello”, aquella frase que le había escuchado resumía lo que había experimentado los días anteriores. Lo que oí era el anuncio de una colección de sus libros. El era el autor del Manual del Guerrero de la Luz así que por supuesto me los compre todos, quería saber todo lo que tenía que decirme. Aquel verano las frases de Paulo Coello aportaron mucha luz y tranquilidad a mi alma. El alma de aquél hombre se acercó a la mía y dejó una huella imborrable. Pienso que ese hecho en sí fue maravilloso, como casi todo lo que me ha sucedido desde aquel verano en que decidí conocerme a mi misma y mejorar mi vida.

Unos meses después paco me avisó de que había organizado un curso de iniciación al reiki y no me lo pensé, me apunté y me inicié en el primer nivel, lo que me aportó una experiencia maravillosa. El reiki es algo muy sencillo y a la vez mágico que cambia tu vida, quizás no es mágico en el sentido que pones la mano y ya está curada la persona, como si fuera un milagro; consiste en poner tus manos sobre el cuerpo y hacer de trasmisora de la energía que hay en el universo. La energía no la vemos pero está ahí, todo es energía, nosotros somos energía. Si ponemos las manos sobre algo la energía pasa a través de ella, como si fuésemos tendido eléctrico, pero no solo actúa sobre el cuerpo, esa energía actúa sobre el conjunto que somos, cuerpo, mente y espíritu, y algo tan simple y que puede parecer ilusorio a quien no lo ha experimentado, transforma tu vida por completo; sientes que tu interior se abre al universo y toda tu vida se transforma, y en ese sentido considero yo que es mágico, porque hace que tomes consciencia de que eres tú el promotor de tu propia vida y te impliques de tal manera que seas capaz de tomar las riendas de la misma. Desde que tomé contacto con el reiki han ido sucedido muchas cosas en mi vida; se despertó en mí un afán inmenso por saber; me iba leyendo todos los libros que, no se como, iban cruzándose en mi camino en el momento justo en que necesitaba aprender lo que contenían.

continuará...

jdiana

domingo, 15 de junio de 2008

HABLEMOS DE FIBROMIALGIA

Esta bien, hablemos de Fibromialgia, la enfermedad que en los últimos años se ha convertido en una de las más controvertidas y presentes en la sociedad.
Mucha gente habla de ella, aunque practicamente nadie sabe con exactitud en qué consiste. Ocurre casi igual con el síndrome de fatiga crónica. Estos dos males no solo provocan el sufrimiento de las personas que los padecen, sino que van acomañados de la incomprensión, los prejuicios y el abandono de gran parte de la clase médica, de las instituciones, y en muchas ocasiones, demasiadas, incluso, de los familiares y amigos.
Yo llevaba enferma mucho tiempo, años, deambulando por consultas médicas en busca de un diagnóstico. Anhelaba fervientemente que le dieran nombre a lo que me ocurría. Pensaba que cuando mi dolencia tuviese un nombre sabrían como tratarla y yo me curaría. Hubo un tiempo en que incluso no me hubiera importado que me dijesen que tenía cancer o cualquier enfermedad grave conocida porque en primer lugar esto haría que los demás me creyesen, podría justificar mi malestar sin sentirme una histérica, una hipocondríaca que era como me sentía al no poder demostrar mis sintomas, mi dolor, y en segundo lugar porque entonces yo pensaba que todo diagnostico venía acompañado por un tratamiento más o menos efectivo y esto me daba una oportunidad.

Cuando por fin mi médico me dijo que tenía Fibromialgia no conocía nada de esta enfermedad, aún no había oido hablar de ella y en parte me sentí contenta, ¡oh, por fin! esto tiene nombre, pero la otra cara de la moneda era que a partir de entonces tenía que acostumbrarme a vivir con ella porque según decian era crónica y no sabían ni que la producía ni como curarla... ¿ y que es lo que he estado haciendo hasta ahora sino que viviendo con ella? El diagnóstico cambió poco mi vida, bueno en realidad ahora creo que sí, que la cambió aunque no como yo había esperado.
A partir de aquel día la esperanza de verme sana dió paso al conformismo. Los médicos me recetaron, de igual modo que antes de tener un diagnóstico, calmantes y antiinflamatorios para el dolor, antidepresivos para la depresión y ansiolíticos para la ansiedad y me dijeron que si aprendía a vivir con la enfermedad conseguiría vivir con una cierta calidad de vida, pero nadie me enseñó ha hacerlo, nadie me habló de soluciones, así que un buen día, harta de todo y sin saber siquiera que aquello era un comienzo, le pedí a Toni, mi marido, que me llevase a ver a Paco, un hombre que vivía en Granada y que en cierta ocasión le había hecho Reiki y le había quitado el dolor que le producía una hernia discal. Yo no lo conocía ni sabía nada de esta práctica pero algo dentro de mí me sugirió que ya estaba bien de esperar sentada y me alentó a pedir ayuda. Era el año 2000 y desde entonces mis conceptos sobre la enfermedad y la sanación han cambiado mucho. Ha habido ocasiones en las que me he sentido desbordada y me he rendido. Gracias a Dios siempre he reunidos fuerzas para volver a levantarme y seguir mi camino, aprendiendo de mi compañera invisible, la fibro.
Entre todo lo que he aprendido está la convicción de que la vida es una especie de escuela a la que venimos a aprender, a evolucionar, y que podemos hacerlo a través del sufrimiento o a través del conocimiento, como le he escuchado a mi maestro paco bastantes veces, y hasta hace muy poco no entendía que quería decir con esto. Ahora creo que lo he comprendido y me he dicho: "bien, hasta ahora he aprendido sufriendo, está bien, pero a partir de ahora elijo hacerlo de otra forma, a partir de ahora elijo disfrutar de mi vida con salud y alegría"

continuará......