martes, 19 de mayo de 2009

CONVERSANDO CON PAULO



"Cuando tengo el arco tenso - dice Herrigel a su maestro zen-, llega el momento en el que, si no disparo inmediatamente, siento que voy a perder el aliento.
- Mientras intentes provocar el momento de disparar la flecha no aprenderás el arte de los arqueros- contesta el maestro- . Lo que a veces altera la precisión del tiro es la voluntad demasiado activa del arquero.
Un guerrero de la luz a veces piensa: "Todo lo que yo no haga. no será hecho".
Pero no es exactamente así: él debe actuar, pero debe dejar también que el Universo actúe en su debido momento."


Me gusta tener mi libro favorito:"El Manual del Guerrero de la Luz", de Paulo Coelho, siempre a mano, porqué asi, cuando a veces me siento atribulada por algo, lo cojo y lo abro al azar, y él siempre contesta a mis dudas. Esta tarde, como siempre, ha disipado las dudas de mi alma, aún cuando, ni siquiera yo era demasiado consciente de lo que me atribulaba.

martes, 12 de mayo de 2009

HOY, DIA DE LA FIBROMIALGIA


Hoy es 12 de Mayo, Día Internacional de la Fibromialgia. Esta mañana ni siquiera me acordé hasta que llegué a la puerta del ambulatorio y me encontré con la mesa informativa que monta la Asociación, pero es curioso que sin pensarlo me había vestido totalmente de morado, el color del lazo que simboliza esta enfermedad.
El encontrarme con mis antiguas compañeras trajo a mi memoria viejos recuerdos, entre ellos el alivio experimentado cuando por fin despues de tanto deambular por consultas médicas, me dieron un diagnóstico. Hoy me parece ridiculo y desprorcionado porque precisamente en estos días me encuentro, si cabe, en peor situación que entonces. A pesar de que la enfernmedad es más conocida yo me siento menos comprendida y más agobiada. A pesar de mi empeño en seguir trabajando cada vez me encuentro más cansada y con más dolor y con menos tolerancia a los medicamentos. Estoy nuevamente de baja y ayer pasé por la inspección médica. Me trataron con la punta del pie y salí de allí como si en vez de ser una enferma fuese una delincuente. El único miedo que tengo es que me obliguen a incorporarme a trabajar y no encontrarme en condiciones. durante aós nos dicen que no saben como curarnos y que lo que debemos hacer es tratar de asimilar la enfermedad, pero ¿como se consigue eso si te obligan a elegir entre dejar tu trabajo, cosa aterradora cuando llevas treinta años trabajando y ademas tu situacion economica no te permite vivir sin tu sueldo, o arrastrarte en un trabajo hasta machacarte fisica y psicologamente?. Esta elección no tiene que hacerla un enfermo de cancer, de corazón o de cualquier otra patología reumática.
Hubo un tiempo en que conseguí hacerme amiga de mi enfermedad e incluso aprender de ella pero hoy la siento como una lacra, una etiqueta que llevo puesta y que me obliga a arrastrarme por la vida, sufriendo de dolor e incomprensión.
Hoy, 12 de mayo, estoy cabreada con el trato de la mayoría de los médicos, que cuando leen mi diagnostico de fibromialgia achacan todo lo que me ocurre a esta enfermedad y por la incomprensión de bastante gente de mi entorno y por tener que lidiar con el dolor, el cansancio y la depresión y además sentirme culpable de todo ello.

jueves, 16 de abril de 2009

APRENDIENDO A DESAPRENDER

Recuerdo que cuando era niña me cuestionaba interiormente el sentido que tenia la vida tal y como yo la conocia. Con siete años hice la primera comunión y me esforzaba en cumplir todos los preceptos impuestos a los catolicos. Durante mucho tiempo me obligue a ir a misa todos los domingos, confesar y comulgar, mas que nada por miedo a
la posibilidad de ir al infierno. Todo ese rollo del cielo y el infierno no acababa de convencerme solo que entonces yo aun no sabia que existia otra verdad y que yo podia buscarla.

Recuerdo muchas cosas de mi niñez, aunque todo enmarcado con un tinte de melancolia y tristeza. Eramos una familia española tipica de los años sesenta, de padres modestos que habian sido niños de la guerra civil; que portaban una dura carga a sus espaldas: el miedo a las bombas, miedo al hambre, miedo a perder a los seres queridos, miedo al futuro… un miedo inquietante y abrumador a no saber que iba a ser de su vida, un miedo real y latente a no saber que iban a comer, no ya al otro dia, sino ese mismo, un miedo a no saber si iban a tener trabajo, y si lo encontraban miedo a no tener alpargatas para poder ir a trabajar o a no poder comer para tener fuerzas para realizarlo...miedo ante todo, la palabra que le he escuchado a mi madre repetir durante toda mi vida y la emocion que ha acompañado a mi familia siempre, miedo…
Una familia con cuatro hijos, casi ninguno elegido conscientemente, sino que vinieron porque la falta de medios e información de aquel entonces asi lo quiso. Cuatro hijos a los que habia que sacar adelante como fuera.

Eran unos padres, como tantos de la epoca, cuya preocupación constante no era alimentar la autoestima de estos cuatro hijos, ya que ni ellos mismos habian tenido tiempo de conocerla, sino proveerlos de alimento y abrigo para que se criaran sanos y fuertes. Padres que no podian incualcarle a sus hijos la alegria de vivir, pues a ellos los devoraba el miedo.

Crecí asi con una madre que siempre, pasara lo que pasara, veía el vaso medio vacío. Aprendí a ser negativa, depresiva… Aprendí que la vida es un valle de lágrimas, que la gente es mala, egoísta y envidiosa, que hay que vivir con miedo, que no se puede ser feliz, sobre todo si algo nos va mal, y que la culpa de nuestra infelicidad es siempre culpa de algo externo y sobre todo de los demás. También que el estado natural del ser humano es estar preocupado. Para ella “preocuparse” es sinónimo de querer, así que siempre hay que estar preocupado por los demás. Si amas a alguien debes preocuparte. Aclaro que preocuparse significa tener miedo de que algo le ocurra, anunciarselo y repetírselo hasta la saciedad, pero sin ninguna acción positiva para evitar que eso malo no ocurra. Es decir, para evitar las desgracias hay que tener miedo, un miedo que te evite arriesgarte y en definitiva “vivir”.

Llegué a convencerme de que hiciese lo que hiciese nunca podría sentirme bien ya que si no era una cosa era otra, siempre algo andaba mal.
Durante bastantes años viví dejándome llevar por la inercia. Sufría y gozaba como cualquier ser humano. Me sentía desgraciada cuando algo iba mal y se lo achacaba, igual que la mayoría, al castigo divino. Y cuando las cosas iban bien me alegraba y le daba gracias a Dios por haberme bendecido. Creía que la suerte era algo que Dios repartía a su antojo y me indignaba cuando supuestamente alguna desgracia se cernía sobre alguien que no se lo merecía.
Pasé años temiendo el castigo del infierno cada vez que mi comportamiento no era el que dios esperaba de mí.

Tambien he vivido convencida de que, en parte, yo era la causa de la infelicidad de mi madre. He vivido convencida de que le habia fallado, de que por mi causa ella habia sido muchas veces desgraciada.

Con los años tuve la suerte de que la enfermedad me lanzara a buscar otra vision de la vida. Emprendi una carrera en busca de respuestas. He leido mucho, he buscado mucho. He aprendido mucho. He desaprendido muchas de las viejas creencias pero aun me queda mucho que recorrer. Me ha costado darme cuenta de que no solo se trata de aprender la teoria sino que lo difícil es ponerlo en practica.

Y en ello ando. A veces, como ahora, me quedo atascada y todo se vuelve negro como antes, pero me obligo a mirar atrás y recordar que quiero seguir aprendiendo. Cuando consigo ver de nuevo la luz al final del tunel recojo mis pedacitos y prosigo mi camino.

Se que no debo culparla a ella, pues he aprendido que cada uno tiene dentro de si el poder de decidir su realidad y ella no esta dispuesta a cambiar la suya pero yo estoy a tiempo de hacerlo con la mia. Reconozco que ella lo ha hecho lo mejor que ha podido, pero si me dejo de hipocresías y miro en mi corazon tengo que reconocer que aun siento rabia. Se que esa rabia me daña a mi y por eso deseo desprenderme de ella.

Ella ahora tiene 82 años y no quiere abrir su mente y eso, si no fuera porque lo estamos sufriendo todos los que estamos a su alrededor, me daria igual. Con su actitud cada dia pone a prueba mi nueva forma de ver la vida y eso es demasiado pesado. Es como si un alumno tiene que hacer un examen en cada clase diaria.

Si supero esta prueba se que saldre muy fortalecida pero en los momentos en que mis fuerzas flaquean el desaliento puede conmigo.He pasado unos dias en los que parecia que el cielo seria siempre negro. Esta noche de nuevo siento que mañana va a salir el sol y me alumbrara con sus calidos rayos.

MI VERDAD ME HACE VOLAR

Este blog nació de la necesidad imperiosa de hablar y ser oida.
Hoy, después de un largo caminar, me siento igual que esa pequeñita oruga que con mucho trabajo y tesón se envolvió en su capullo convertida en crisalida. Mientras espero a que llegue la hora de romperlo y convertida en mariposa volar por el mundo libremente mis palabras volaran por mí y darán la vuelta al mundo. Llevarán la verdad de mi alma a cualquier rincón de la tierra donde haya alguien que quiera escucharla.
Para volar hay que ir ligero de equipaje, razón por la que necesito ir soltando el lastre de emociones como la culpa o el miedo, que pesan mucho. Procuraré que estas palabras vayan guiadas por el amor, la comprensión y el respeto, sentimientos que aligeran el alma.Mi verdad me hará volar.
De niña soñaba con volar. Cerraba los ojos y me imaginaba que era un pájaro cruzando los cielos. De mayor intento sentirme niña de nuevo. Cierro los ojos e intento sentir mi verdad en busca de esa niña que se perdió por el camino. Puede que mi verdad esté equivocada, pero es la que yo siento y con ella surco los cielos en busca de mis sueños. ¿volais conmigo?

domingo, 25 de enero de 2009

INTENTANDO SEGUIR EL CAMINO

Despues de casi tres meses sin escribir aquí hoy he decidido hacerlo de nuevo. Podría decir que no lo he hecho por falta de tiempo o por falta de energía, pero mentiría porque la verdad es que en este tiempo he necesitado casi tanto como respirar el poder desahogame. Hecho en falta el tener cerca a alguien que esté dispuesto a escucharme sin juzgarme, sin que se preocupe, sin que me exija nada a cambio, solo que me escuche.
En realidad poca cosa me ha ocurrido en este tiempo. Despues de dos años de baja laboral comencé a trabajar de nuevo en abril, no porque estuviese totalmente recuperada sino porque las circunstancias mandaban. Hice un gran un gran esfuerzo por olvidarme de mi enfermedad e intenté aprehenderme a la vida.
Al principio estaba más descansada y asdemas conseguía tomarme las cosas con mas calma, pero aun así he ido reculando los días entre el trabajo y el descanso forzoso. Como siempre, me he afanado por hacer bien mi trabajo y puedo decir que lo he conseguido, solo que ha sido a costa de dar más de sí y eso me ha ido pasando factura.
Desde primeros de diciembre mi cuerpo se fue revelando de nuevo y el malestar fué en aumento. Cada vez me sentí más cansada y los sintomas se fueron agolpando de nuevo.
Sé que hay quien piensa que todo eso es solo obsesión mía, que lo que tengo es que olvidarme del dolor y no escucharme tanto, pero está equivocado. Hay veces en que consigo olvidarme de él, pero otras, cuando paraliza mi vida es muy dificil hacerlo.
Intento quejarme muy poco, hasta el punto en que la mayoria de la gente que me trata no sabe de mis pesares. Intento olvidarme tanto de mi dolor que a veces se me olvida que tengo un límite y lo rebaso tan a menudo...que luego no puedo ni quejarme pues quien no ha puesto limites he sido yo.
Comencé las Navidades cansada y soñando con unos días de descanso.
como casi siempre dejé que los demás decidieran por mí y no supe decir NO. Se celebró la Noche Buena en mi casa. Hice la compra y lo preparé todo haciendo un derroche de energía para la que no tenía reservas y cuando acabó la parodia me ví agotada otra vez.
El resto de las fiestas y hasta despues de Reyes lo pasé en casa, sin fuerzas para nada, de baja otra vez y agobiada porque no podía acudir absolutamente a nada ni a nadie.
De nuevo el fantasma de la depresión acechaba para hacerse conmigo. No puedo decir que completamente sola porque mi marido, compañero incondicional, y mis hijos siempre estan a mi lado y me apoyan, pero si sola en cuanto al resto del mundo.
Siempre que me veo así sufro mucho porque no me gusta faltar a mis obligaciones. No me gusta faltar a mi trabajo. No me gusta no poder cuidar a mis seres queridos. No me gusta depender de los demas ni que los demás se preocupen de mí.
Lo he pasado bastante mal todo este tiempo porque mi madre, ya mayor, se puso enferma a la vez que yo. Me dolía no tener fuerzas para acudir a ella. Me pasaba el día martirizándome por no ser la clase de persona fuerte y saludable que ella hubiera necesitado.
Hace tiempo que yo he comprendido que la enfermedad aparece para, de algún modo, guiar nuestro camino, pero eso no quiero decir, de ninguna manera que tengamos que sentirnos culpables de estar enfermos, y aún así, yo me siento culpable por ello y no encuentro la forma de librarme de este sentimiento. Quizás sea por el trato que he recibido en los últimos años, no sé...quizás por esa conviccción familiar tan arraigada de que hay que ser fuerte y resistir a toda costa y que yo hace tiempo que traicioné viniéndome abajo...
En definitiva, lo que sí es verdad es que mientras que no aprenda a respetar mis límites seguiré librando la misma batalla una y otra vez, y esto, en todo caso, no es doloroso sino pesado.
Lo doloroso es cuando los limites los rebasan los demás. Lo doloroso es cuando son los demás los que se olvidan de mi dolor y me exigen más de lo que puedo dar.
Lo doloroso es cuando los demás no se dan cuenta de los esfuerzos que hago por seguir con mi vida tratando de superar los escollos.
Lo doloroso es cuando me veo obligada a seguir adelante sabiendo que ni siquiera puedo contar con una palmadita de aliento en la espalda, unas palabras de consuelo y comprensión.
Lo doloroso es cuando me invade la sensación de que me juzgan sin haber llegado a conocerme, sin saber de mis batallas.
Lo doloroso es cuando me exigen que me olvide aun más de mí de lo que ellos lo han hecho.

Hoy estoy en casa, recluida por tercera vez en algo más de un mes, con fiebre y la cota del dolor muy alta. O bien yo estoy cogiendo todas las gripes que este invierno hay sueltas o la jodida fibromialgia se está cebando en mí.
De todas formas sigo esforzándome por salir adelante, por superar mis lecciones, por aprender a decir No y sobre todo por atreverme a no dejar que nadie gobierne mi vida ni me fije responsabilidades que yo no he elegido ni menos aún, las que no pueda cumplir.